Armonía Jardín de Infantes.

Armonía Jardín de Infantes.

Comenzar a habitar el espacio público.

 

UN TIEMPO PARA ADAPTARNOS

 

La adaptación, es un proceso que comienza mucho antes de que sus hijos e hijas lleguen al jardín el primer día de clases. Es un período que se inicia cuando las familias han tomado la decisión de permitirle habitar el espacio de lo público. Comenzar a transitar el mundo más allá del hogar con esos ¨otros y otras desconocidas¨ a quienes irá conociendo y llegarán a ser sus compañeros, compañeras, amigos y amigas, también habitantes de este mundo quienes lo y la desafiarán a salir de lo individual para ir formando un colectivo que va mucho más allá del sí mismo/a. Desafío por cierto extraordinario y necesario a la vez.

Los comienzos pueden estar muchas veces teñidos de angustia, ansiedad, falsas creencias, mitos, dudas, preguntas. Por ello, el vínculo que los adultos establezcamos, será crucial para poder acompañar a ese niño/a en su proceso de adaptación a este nuevo espacio. Encontrarse con adultos disponibles, atentos, que miren y escuchen, que se tomen el tiempo, sin prisa, para que a través de gestos pequeños el niño/a vaya sintiendo la confianza necesaria para entregarse al mundo maravilloso de lo escolar.

Para que estas interferencias de las que hablamos no dificulten el objetivo único y central de que las y los más pequeños se sientan tranquilos, cómodos y disfruten del jardín, es importante la comunicación. Nada como una conversación que aclare, ilumine los oscuros, rearme estrategias, y - por qué no - las y los contenga, para que el adulto mamá o papá, se sienta seguro y transmita esa seguridad a los niños y niñas.

En Armonía solemos decir que una “adaptación bien hecha” es un tiempo ganado: un tiempo de confianza, de darnos a conocer, de saber más nosotros de sus hijos e hijas y Uds. de nosotros, de entender juntos, a qué niño/a miramos y en qué dirección. Pensar la infancia juntos será también un tema que nos encontrará muchas veces alrededor de mesas de encuentro, reuniones individuales y grupales, mesas de intercambio, conversatorios y desayunos lectores.

 

¿Qué entendemos por enseñar?

 

Enseñar como expresa el Prof. Carlos Skliar, es ofrecer, es dar, es donar. Enseñar como mostrar. Un mundo nuevo se asoma si hay un otro que invita, llama, muestra. Si convoca a un movimiento que nos traslada desde lo familiar hacia un lugar desconocido. Si nos hace ver más lejos de lo que vemos...

 

Cuando uno enseña está mostrando un modo de pensarse a sí mismo/a y de pensar el mundo. Ese empuje vital que aventura a lo desconocido, lanzándonos a la conquista de lo infinito.

 

Enseñar es hacer señas, dar pistas, poner en camino invitando a extender los límites de la vida.

 

Enseñar es mostrar otros mundos, para que todos y todas y cada uno/a a su tiempo, estén en condiciones de decidir quiénes ser, de qué modo les gustaría ser. Uno puede elegir sólo si tuvo la oportunidad de conocer, de ver, de que alguien alguna vez, le mostrara una rica variedad de posibilidades.

 

¿Qué es para nosotros y nosotras comenzar a adaptarse al jardín?

Es la posibilidad de comenzar a separarse de mamá y papá, para así formar parte de un nuevo grupo y de un espacio público y propio. Es empezar a entender que existen otros códigos, otras rutinas, otras maneras de hacer las cosas, otros adultos que nos cuidan, otros amigos y amigas con los que aprender a jugar y compartir. 

Todos estos “descubrimientos” pueden darse si se ha establecido una mínima relación de confianza con el maestro/a, si ese adulto disponible y amoroso ha comenzado a ser alguien cercano para ese niño, para esa niña, que lo empieza a conocer y a entender qué necesita y cómo contenerlo. Todo esto requiere tiempo.

 

¿Cuánto tiempo dura la adaptación?

Si bien las maestras y maestros diseñan cronogramas, arman grupos pequeños con diferentes horarios y planean actividades motivadoras y estimulantes, lo cierto es que los tiempos de adaptación son singulares y varían entre un niño/a y otro. Esto no quiere decir que quien logre adaptarse más rápido disponga de más herramientas o logre una mejor inserción en el grupo. El tiempo no es una medida que marque ninguna capacidad especial. Lo importante es que durante el tiempo que dure la adaptación, puedan registrarse cambios, diferencias y se vaya logrando, paulatinamente, una mayor participación y disfrute dentro de la sala.

 

¿Quiénes pueden hacer la adaptación?

Todo aquel adulto que pueda acompañar con serenidad al niño/a en este proceso y que pueda transmitirle seguridad para quedarse y disfrutar porque ella/él está seguro de querer que se quede y disfrute.

Y esta persona, si bien debe ser un adulto cercano para el niño/a, no siempre es mamá o papá. Durante el tiempo que dura la adaptación, muchas veces repensamos junto con las familias quién es la persona indicada para acompañar esos días: a veces un abuelo, una abuela, una tía o la persona que los cuida, hacen más sencilla esa situación ya que adoptan, con tranquilidad, una medida adecuada de participación, ni escasa, ni excesiva.

 

¿Cuándo una adaptación está terminada?

No conviene confundir separación de mamá o papá con adaptación, aún cuando los niños/as ya puedan quedarse dentro del jardín sin la compañía de alguno de ellos, el proceso de adaptación continúa. Establecer confianza, aprender nuevos códigos, incorporar nuevas rutinas, lleva un tiempo más prolongado. Puede suceder, que aún cuando hayan logrado quedarse, vuelvan a necesitar que repensemos la estrategia, re-pautemos el horario, o incluso planteemos un esquema de adaptación nuevamente. Lo importante aquí es no sentir que  se ha retrocedido o que se ha perdido tiempo y nada ha funcionado. Debemos recordar que la adaptación es un proceso gradual que puede presentar altibajos. Si ese niño/a necesita más tiempo y mayor seguridad para quedarse y disfrutar del jardín, es importante que haya adultos que puedan leerlo y estén disponibles para ello.

 

¿Cómo acompañar este proceso?

Con calma. No apurando tiempos ni obligando a los niños y niñas a hacer cosas que no pueden. Aportándoles seguridad a partir de anticiparle con sinceridad lo que va a pasar. Sin mentirles: "te voy a estar esperando afuera", "me voy un ratito pero te vengo a buscar". Además de ser un acto de profundo respeto, es importante que ellos/ellas aprendan a confiar en que aquello que les anticipan, luego se cumple.

Por otra parte es indispensable establecer un vínculo de confianza con las y los maestros y dejarse orientar por su mirada profesional. Ellas y ellos, sin duda, irán sugiriendo y evaluando cuándo es momento de permanecer dentro de la sala, cuándo es tiempo de salir de ella o cuándo es pertinente extender el horario.

 

Este material de lectura lo hemos elaborado especialmente para las familias de Armonía Jardín. Material que nos permite entender algunos procesos nuevos, cómo acompañar a sus hijos e hijas sabiendo también qué se necesita de Ustedes como familias.

 

Un material que invita a pensar-se.

 

Decidimos compartirlo en nuestra página web porque estamos convencidos y convencidas que a través de estos gestos mínimos, acercándote la manera elegida para acompañar y estar presentes en los primeros días de jardín, una mamá o un papá que está leyendo nuestra página, podrá intuir nuestra forma de hacer escuela.

 

Si algo de estas palabras resuenan en tu interior, pedí una entrevista que con gusto y con el tiempo que necesitemos para conversar, estaremos disponibles para contarte nuestra propuesta, las actividades que desarrollamos cada día, nuestra mirada de escuela y fundamentalmente conocernos.